Tacos!
09 Oct 2010(Non-Spanish-speaking friends: I hope you won’t mind that I occasionally switch back to my mother tongue. For now, in case Google Translate mangles my clear and beautiful Spanish, a summary: if you’re in Victoria you must try the tacos at Puerto Vallarta Amigos!)
Hace una semana, me escapé unas horas de la oficina para ir con Vale a probar los tacos de Puerto Vallarta Amigos. Cuando escuché de ellos por primera vez no se me antojaban; quizá por el nombre: suena agringado, como el Café México a una cuadra de distancia, como el tipo de nombre que alguien pondría sin mucho conocimiento sobre la cocina mexicana. Además, el puestito sólo abre entre semana para el lunch, y como se pone en el centro de la ciudad me queda medio lejos de la oficina, así que no es muy práctico visitarlo. Pero escuché un par de recomendaciones y me enteré que tenía opciones vegetarianas, así que Vale y yo decidimos intentarlo.
El carrito de tacos se instala en la esquina de Wharf y Yates, y no se ve como los puestos en México; más bien me recuerda a las camionetas de comida china que se ponen en Toronto, en la universidad (por St. George) o por el palacio municipal (parece que aquí en general no hay comida callejera, ni siquiera hot dogs). Los taqueros trabajan dentro de la camioneta, y ponen unos banquitos afuera para que la gente se siente si quiere (supongo que por acá es mucho pedir comer parado y malabareando el plato, el taco, y el refresco).
En fin, la taquería lleva tan sólo unos tres meses aquí. El dueño se llama Toño (Tacos Toño!), y por lo que veo es un negocio familiar: él cobra, su esposa y dos hijos preparan los tacos, y otro hijo se pasea por la calle haciendo no supe qué. Creo que tienen tacos de pollo y de res, pero también de papa con espinacas, de frijol con queso, y de chorizo de soya (resulta que Toño es vegetariano). El día que fuimos también había de hongos portobelo, pero esos no están en el menú.
Los tacos están buenísimos: las tortillas como deben estar, un poco aceitositas, la cebolla y el cilantro frescos, y las salsas sabrosas y picantes, una verde con aguacate y una roja. Lo único que falta es un poquito de limón, pero aquí es caro. Igual y para la próxima Vale y yo nos llevamos unas rebanaditas para ponerle ahí. El chorizo de soya estaba delicioso, quién sabe si porque ya llevo más de seis años de vegetariano y ya se me olvidó cómo sabe el de verdad, pero me sentí de vuelta en México, momentáneamente. Acabé comiendo unos doce tacos (dos órdenes) de varias cosas, y con muchas ganas de regresar. Si nos quedara más cerca, ahí nos la pasábamos.